lunes, noviembre 06, 2006

La otras armas de destrucción masiva

Hoy he visto una noticia que decía que estaba prohibido embarcar en un avión con un trozo de Camembert en el equipaje de mano. No puedo evitar mostrar mi alegría, puesto que después de varios años de lucha y de esfuerzos denodados, la nueva normativa europea sobre seguridad en los aviones me ha dado la razón: el queso puede convertirse en un arma mortal.

Yo siempre he defendido la postura de que algo que suelta un hedor capaz de hacer vomitar a una cabra (a la postre, la madre que lo parió), lejos de ser comestible, es un cruel intento de degradar al ser humano a la vil tarea de la descomposición, función desempeñada de toda la vida por unos minúsculos seres que se llaman, valga la redundancia, descomponedores, y que integran el último eslabón en la cadena trófica. Al Homo Sapiens Sapiens, como último eslabón, esta vez de la escala evolutiva, de siempre se nos ha encuadrado en el apartado de omnívoros, junto con el oso, majestuoso él, pero también con el cerdo, con el que no tenemos demasiadas coincidencias a nivel genético, aunque a nivel comportamental a veces haya más semejanzas. Pero a pesar de esa leyenda de que comemos de todo –más de una madre discreparía con esta definición–, yo no puedo evitar reclamar un límite razonable al ámbito que concierne a esa… cosa nauseabunda.

Ciertamente la noticia es un golpe de efecto para el bien de mi teoría –y por eso me regocija tanto– de que el queso no es más que una fétida creación fruto de una conspiración que, auspiciada por el resto de seres que pueblan el planeta, tiene como objetivo la extinción de la raza humana, empleando a ciertos mamíferos a modo de instrumentos hacedores (véase como ejemplo a la cabra). Como en todas las conspiraciones, maquinaciones, tramas, complots y conjuras, existen los colaboracionistas. Agrupados en este gremio, los quesófilos han hecho de mi infancia y de mi camino a la madurez –aún no conseguida, por cierto. ¿Tendrá esto algo que ver? – un penoso calvario de incomprensiones e incluso de burlas. Es duro crecer en un ambiente caseoso sin tener esa simpatía que se espera por el hediondo pedazo de leche cuajada.

Y es que yo me pregunto, ¿quién coño va querer meterse en la boca algo que huele como un calcetín sudado, que ha fermentado al sol en el pie de un muerto tirado sobre un estercolero? A veces pienso que hay quesos que están hechos a mala hostia, que hay alguien detrás eligiendo el aroma con la simple idea de putear al personal. Me viene ahora a la memoria la novela de Patrick Süskind, El Perfume. En ésta, el protagonista, creador de los más impresionantes aromas, se pluriempleaba en la tarea de asesino compulsivo. Si en la elaboración de los quesos, existe una figura análoga, tiene que ser un verdadero hijo de puta, en el que la comparación con Jean B. Grenouille –protagonista de El Perfume–, Charles Manson, Albert Desalvo, el Arropiero o Thug Behram, dejaría a éstos como simples chicos traviesos.

París está lleno de tiendas dedicadas a este apestoso manjar (?). Son fáciles de detectar, pues con el ánimo de atraer a la clientela, abren las puertas de par en par, orgullosos de compartir con los sufridos viandantes los efluvios que emanan de su local. Yo, lejos de agradecerles la deferencia, y en espera de una nueva normativa que nos libre definitivamente a todos aquellos que aguantamos estoicamente semejantes perfumes, de la presencia de estos infectos instrumentos de destrucción masiva, creo que algún día, con la simple intención de devolverles el regalo y estimularles la glándula pituitaria con un nuevo aroma, entraré tranquilamente en una de estas tiendas, y de una forma altruista compartiré con ellos un buen pedo, cuesco o tufo. Eso sí, esperaré a comer fabada… porque aquí la venganza no se sirve en plato frío…

7 Comentarios:

At 14 noviembre, 2006 17:25, Anonymous Anónimo said...

El queso es uno de los mayores placeres culinarios. En todas sus acepciones:

- tipo de leche (cabra, mezcla, oveja ..)
- curación
- región

Da igual está riquísimoooo

Como puedes "renegar" de uno de los productos más buenos de tu país ... a ti te sacan del cerdo y el vino y no sabes que hacer

PD: con decirte que cd fui a Holanda lo único que traje fue cuñas de diferentes tipos de queso envasadas

 
At 14 noviembre, 2006 18:30, Blogger Carlos M. said...

Me reafirmo... colaboracionista...

¿Y no te trajiste unas bolsitas de café?

 
At 15 noviembre, 2006 10:42, Anonymous Anónimo said...

Las bolsitas de café las tome allí, que variedad, que calidadddd ...

 
At 15 noviembre, 2006 13:21, Anonymous Anónimo said...

Carlitos, sigo tus pasos (sí, otra vez) y no me refiero a que yo también odie el queso, sino a que he empezado un blog. SOYMILEURISTA.BLOGSPOT.COM Estaría encantado si fueras tú quien me diera la alternativa...

 
At 15 noviembre, 2006 14:24, Blogger Carlos M. said...

Aquí, quién comenzó con las bítacoras, no fuí yo, fuiste tú. Por lo que en este campo, yo soy el que sigue tus pasos.

Ya he desvirgado tu blog, aunque tendrás que quitarte el diafragma. ¿De qué tienes miedo?

 
At 17 noviembre, 2006 20:52, Anonymous Anónimo said...

Charli, pringao, el queso está bueno rebueno. Cuando vengas por Sevilla te voy a regalar un Cabrales de mi tierra que te van a detener en la aduana por hijolagranputa.

 
At 18 noviembre, 2006 00:06, Blogger Carlos M. said...

Avísame, pa' regalarte yo una mierda de vaca de mi pueblo, que más o menos olerá igual de bien que tu cabrales.

 

Publicar un comentario

<< Inicio