viernes, abril 13, 2007

Comer en París: Restaurantes

Hacer una lista de restaurantes recomendables para comer o cenar en París es una tarea realmente difícil, pues como bien apunté en su día, la oferta es tan numerosa y tan variada que el acierto o el fracaso en la elección del sitio es casi una cuestión de puro azar.
Los pocos lugares que incluyo en esta exigua lista (haciendo la analogía con la reflexión socrática) son fruto del ensayo empírico, nada de hipótesis (salvo el Chartier), por lo que adjunto mi opinión como ser gastronómico que soy. Poco tienen que ver con sitios turísticos. Son frecuentados mayoritariamente por locales, salvo quizás aquellos que son más céntricos, en los que la afluencia de turistas pueda deberse a la simple casualidad.
Como el resto de mis listas, no hay un criterio que marque el orden en la que está elaborada. La anarquía, pues, es la que domina... como siempre...

.- L'Ecurie (2, rue Laplace - Barrio Latino). Éste es un restaurante que te gustará si te gustan los restaurantes con solera. Desde la fachada exterior hasta el último rincón del segundo sótano rebosa de detalles que muestran que los años no pasan en balde. No esperes encontrar manteles de seda, ni cubiertos de plata, ni vasos de cristal de bohemia, ni tampoco loza con hilos de oros. Los camareros no son modelos en potencia ni la dueña una antigua estrella de cine. Piensa en todo lo contrario y puede que aciertes. Pero ojo, el sitio es limpio. En un ambiente 100% francés (salvo por Fredo, un camarero italiano, cruce entre el Fary y Torrebruno) podrás degustar una buena carne a la parrilla. Tienen un menú a 13 euros bastante recomendable en el que incluyen una pequeña ensalada, un plato de carne (destaca la bavette, especialidad de la casa) a la brasa con patatas y un postre casero. La parrilla la tienen en la planta de arriba, que es minúscula, con tres o cuatro mesitas. Los salones (por llamarlos de alguna forma) se encuentran en el primer y segundo sótano. Es como una bodega con dos subsuelos. Al sentarte te darán un vasito de sangría casera, que beberás sin complejos mientras esperas la comida. No dejes de probar la salsa ali-oli (también casera, como todo). Aunque parezca una masa informe y gelatinosa refugio de salmonelas y demás bacterias, es una salsa que no puedes dejar de degustar. Mi amigo Alberto dió buena cuenta él solo de una tarrina entera untada en paz de hogaza antes de que nos sirvieran las ensaladas. Aquí puedes beber un Bourdeaux bastante aceptable por 20 euros (al precio que va la comida, es una opción a valorar sin que la cuenta se desborde).

.- Chez Marianne (2, rue des Hospitalières Saint Gervais - Le Marais). Si nunca has probado la comida de Oriente Próximo (principalmente hablo de Líbano e Israel) en este sitio tendrás una oportunidad de puta madre. Es una antigua épicerie (algo así como una tienda de ultramarinos, aunque no exactamente) que han acondicionado como restaurante. En realidad son dos, uno al lado del otro. El único problema es que es realmente difícil encontrar sitio. Tendrás que entrar y solicitar una mesa. Te pondrán en una lista de espera. Esto lo hace por lo general un tío con cara de antipático y memoria de elefante, porque el gachó nunca apunta nada. Bueno, ¿y qué coño se come en este tipo de sitios?. Tienen una lista de especialidades, entre 25 ó 30. La manera de pedir es un plato de 4, de 5 o de 6 especialidades. O bien un plato degustación de 10. Hay de todo: purés (hoummus, de berenjena, tapenade, etc), tomates secos, bricks de carne, falafel, kefta, taboulé libanés, etc. Desde la calle puedes ver a través del escaparate toda la gama que ofrecen, pues lo tienen todo expuesto en recipientes grandes. Si vas a la hora de la comida y ves que está muy lleno, puedes intentarlo en algún otro de la misma calle, hay varios, aunque a mí el que más me gusta es éste. También tienes la opción, si no te apetece sentarte en una mesa, de pedir una pita de falafel, falafel con feta, kefta, etc. de modo que te la puedas ir comiendo por la calle. Este sitio realmente merece la pena, sobre todo si aún no conoces este tipo de comida.

.- La Jacobine (Cour du Commerce Saint-André. 59-61, rue Saint-André des Arts. Saint-Germain). Si eres capaz de encontrar el restaurante, te propongo degustar una galette, la crêpe salada. Este sitio fue el primer restaurante en el que comí en París. Está dentro de un passage, casi enfrente de la Casa de Cataluña. Ambiente tranquilo y con unas galettes muy bien preparadas. Hay que ir a la hora de la comida, porque si esperas a la cena verás que la carta cambia, dejan de servir galettes y pasa a ser un restaurante más convencional, en cuyo caso ya no merece tanto la pena. Obligado comer postre, son caros pero son muy buenos, de los mejores que he probado en París. Os recomiendo el crumble, un postre más típico de Inglaterra que de Francia, pero que se ve mucho por estas tierras. Tendrán de varios sabores. Pediros el de rhubarbe. Si queréis probar otras sensaciones... ¿por qué no un fondant au chocolat?. Si son capaces de evitar que se les derrita del todo, vuestro paladar va a divertirse mucho.

.- Fuxia (Place du marché Saint Honoré - Zona de Opera). Restaurante italiano algo fashion, en parte por la zona en la que está ubicado, pero que guarda las formas en cuanto a los precios y al trato se refiere. Tienen buenas y abundantes ensaladas, los platos de pasta están muy bien elaborados, y los escalopines son de lujo. Si te sientas a la mesa más hambriento que Carpanta te recomiendo un plato de escalopines, te quedarás satisfecho. Como entrante a compartir se puede pedir un plato de anti-pasti, que no son más que verduras, champiñones, mozzarella, etc. servido frío. Saliéndose un poco de la norma, aquí es posible pedir vino, al menos el de la casa. Tienen una enseña propia. No es la monda pero es aceptable y no te atracan demasiado por pedirlo. El postre también merece una atención especial. Los tienen buenos, sobre todo el tiramisú. Creo recordar que también era buena la tarte tatin, que es una tarta con una base de hojaldre y compota de manzana.

.- Les Funambules (12, rue Faidherbe - Zona Bastille / Faubourg Saint-Antoine). Si tuviese que elegir entre todos los restaurantes que he visitado en París sin lugar a dudas me quedaba con éste. Para empezar, está en mi barrio (bueno, quiero decir mi antiguo barrio). Es una brasserie típicamente francesa, con cocina autóctona, aunque a veces sacan platos con raíces foráneas. Tienen una carta fija con ensaladas y alguna que otra chorrada, pero son platos puramente testimoniales. Si te apetece una ensalada, puedes pedirla, están cojonudas y muy consistentes, pero lo que realmente merece la pena de este sitio es la pizarra de platos del día. En esta pizarra tienen siempre unos 4 ó 5 platos fijos: el pavé rumsteak, que es un solomillo a la brasa, el tartare de boeuf, que es carne picada sazonada y que puede estar cruda o ligeramente cocinada, y ahora mismo no acuerdo de los demás fijos, coño. Pero luego, todos los días, añaden otro 5 ó 6 platos más, que van cambiando. Sólo con un plato de éstos ya comes. Como postres, te recomiendo la créme brulée, que es una crema catalana pero dicho en finolis (aunque los puristas de la repostería puede que discrepen), y también el tiramisú, que es bastante bueno. No te pidas el fondant au chocolat, es lo único en lo que pinchan. Éste es un sitio que puedes ir a la hora de la comida o bien para cenar. Yo siempre he ido a la hora de la cena y hay un huevo de ambiente, y ambiente del guapo. Los camareros son gente maja, y yo me acabé haciendo medio-colega de uno de ellos. La única desventaja para los visitantes es que está un poco lejos del centro. Pero si quieres cenar en una auténtica brasserie, con ambiente puramente local, es tu sitio.

.- Sapporo (2 bis, rue Daunou - Zona de Opera). Un verdadero restaurante japonés. Y cuando digo verdadero no me refiero a los restaurantes japoneses que vas a ver a patadas en París, de esos que llenan sus cartas de platos de sushi, shashimi, maki y yakitori. Por lo información de la que dispongo, y gracias a un estudio empírico que he realizado en estos meses, un verdadero japonés jamás va a esos restaurantes. Los japoneses van a sitios como el Sapporo. Aquí podrás degustar la especialidad de la casa, y posiblemente el plato más típico de Japón (que aunque no lo parezca, no es el sushi). Ese plato es el ramen. Es una especie de sopa, en la que hay tallarines y más cosas, dependiendo de lo que lo pidas, es decir, es algo para comer a la vez con cuchara y con palillos o tenedor. El otro plato típico se sirve en una base de arroz blanco sobre la cual han puesto carne, pescado, etc. Cualquiera de estos dos platos es muchísimo más típico de Japón que el sushi. Aunque, bueno, también puedes pedirlo, no te quedes con las ganas.

.- Opera Ramen (23, Bd. des Capucines - Zona de Opera). El mismo concepto que Sapporo, aunque yo te recomiendo el otro. Te he incluido éste para que tuvieras otra opción en caso de que el otro estuviera cerrado o lleno.

.- Hanoi (74, rue Charonne - Zona Bastille / Charonne). Este restaurante realmente tiene su punto. Es un vietnamita, en el que puedes degustar comida típica del Sudeste Asiático a precios de risa. No es que tengan una carta extensa, ni tampoco que el sitio sea la pera, al contrario, tú lo ves desde la calle y parece un cuchitril, super-pequeño y en el que casi hay que darse de codazos para poder comer. Pero es un garito en el que de verdad se come bien. Los tíos se lo curran un huevo y te aseguro que restaurantes así no los vas a ver en Madrid. Tienen unos horarios muy europeos, es decir, a las 14:30 dejan de dar comidas y las cenas se acaban a las 22:30. Siempre está lleno (al ser tan pequeño y tan barato) y no es extraño ver una cola que se forma en la calle esperando que se libere un sitio para poder entrar. Tienen otro restaurante, son los mismos (deben de ser familia) con la misma carta y los mismos cocineros (se van cambiando), que se llama Little Hanoi, pero ya está bastante más lejos del centro, cerca del cementerio de Pére Lachaise.

.- Chartier (7, rue de Faubourg-Montmartre - Zona de Grands Boulevards). Estoy recomendando un restaurante al que yo nunca he ido. ¿Y por qué no he ido?, porque, porque... no sé. ¿Y por qué lo recomiendo?, porque tiene pinta de ser un restaurante a visitar, sin duda. Sólo por el decorado y el ambiente merece la pena. Es bastante conocido en París, por la solera del sitio y también por los bajos precios. Puramente francés, puramente parisino. No puedo contarte mucho más, pero si vas... tendrás que contarme tú!

.- Presto Fresco (14 rue Montmartre - Zona de Les Halles). Este es un restaurante italiano que realmente no tiene demasiadas cosas a destacar, pero no sé por qué, pero me hizo gracia desde el principio. Las dos primeras veces que fui, había dos napolitanos que le daban bastante cancha al sitio. Uno era cocinero y el otro camarero. Este último es un verdadero prototipo de macarra napolitano, mezcla del Fary y Rafael de Paula. Bueno, respecto a la comida las ensaladas que hacen con los anti-pasti están bastante bien. La pasta es buena. La cogen de unos cuencos que tienen en el escaparate y te la hacen en un momento. El hecho de poder ver con tus propios ojos la pasta antes de elegirla está bien para no llevarte sorpresas luego. Las pizzas también son bastante buenas. En lo tocante al postre, sin lugar a dudas me quedo con los profiteroles, son cojunudos, además de que no son unos profiteroles al uso.

.- Cedrus (17-19 Boulevard Montmartre - Zona de Grands Boulevards / Haussmann). Este es un restaurante libanés pero no en el estilo de Chez Marianne, sino un poco más clásico. Aquí, además de los entrantes fríos que puedes degustar en Chez Marianne podrás probar las carnes. Yo he estado tres o cuatro veces, y por ejemplo, el plato degustación está bien si quieres iniciarte un poco en la comida libanesa. No hay mucho ambiente, está casi vacio, pero es un sitio simpático y tranquilo para probar una comida diferente a la que estás acostumbrado.

.- Restaurantes chinos de la rue Belleville (rue Belleville - Zona Republique / Belleville). Incluyo esta reseña si te entra antojo de comida china de verdad. De entre todos, hay un par de ellos que destacan, pero no recuerdo el nombre. Aquí es sobre todo recomendable, por encima casi de cualquier otra cosa, pedir pato laqueado. Ya sólo por la forma en que te lo preparan merece la pena. Pero, ojo, esto está un poco lejos del centro.

Y creo que voy a dejarlo aquí. Conozco algunos sitios más, pero creo que esta lista es más que suficiente para poder disponer de opciones en un viaje de unos cuantos días. Además, uno mismo también tiene que ser proactivo a la hora de descubrir las joyas gastronómicas por su cuenta.
Como último apunte, una cena en uno de los numerosos Bateux Mouches que recorren el Sena es una opción más que recomendable sobre todo si se va en pareja. La cuestión será elegir uno en el que tu cartera no sufra demasiado sin perjuicio de romper la magia.
Pues nada, que te aproveche. O mejor dicho, bon appetit!

viernes, abril 06, 2007

Visitar París: más allá del fin de semana

Como complemento a la primera parte, en la que incluía las sugerencias básicas para el recorrido típico de un fin de semana parisino, en este artículo relato unas cuántas sugerencias más, orientadas a ocupar tu tiempo en el caso de que tengas la suerte de poder sobrepasar la exigua cantidad de dos días.
El orden en el que aparecen es completamente aleatorio, que cada cual lo establezca según sus gustos y sus preferencias.

.- Musée d'Orsay. El templo de los impresionistas. Si te gusta la pintura, y obviamente, el impresionismo, éste es tu museo. Tienen una colección acojonante: Van Gogh, Renoir, Matisse, Manet, Monet, Gaugin, Toulouse-Lautrec, etc. Por otra parte, el museo es realmente bonito. Una antigua estación de tren que han transformado muy inteligentemente para albergar las colecciones pictóricas de los maestros franceses de finales del siglo XIX, principios del XX. Una visita a este museo es casi obligada, y no te tomará mucho tiempo: a lo sumo un día (deteniéndote casi en cada cuadro), que no es nada si lo comparamos con una visita al Louvre. Te aconsejo también visitar la tienda del museo, tienen cosas interesantes para un regalo inesperado o como simple souvenir.

.- Centro Georges Pompidou. Museo de arte contemporáneo y biblioteca pública. Muy criticado en su momento, por su estética nada clasista, pero no deja de ser el lugar más visitado de París después del Museo del Louvre. Es guapo verlo por fuera, una especie de barco postmoderno. En la plaza, según qué día vayas y a qué hora, vas a encontrar mucho ambiente: artistas callejeros, pintores, gente rara... Una vez ví a un tipo, currándose una obra callejera con la participación del público y llegó a congregar a más de 150 personas. Cuando terminó, no puso un sombrero para recoger la pasta... puso un paraguas! Puedes entrar dentro, la planta baja es gratuita, a veces hay exposiciones, la última que he visto ha sido una conmemorativa de Tintin y su autor, Hergé. Si quieres subir a la azotea, hay que pagar, lo mismo que para ver las exposiciones de las plantas superiores. Para entrar en la biblioteca y ver así otra parte del edificio, tienes que entrar por la otra calle, la que no da a la plaza. También es curiosa la fuente que hay justo al lado del edificio, con varias estatuas (?) con mecanismos extraños que expulsan agua (lo siento, pero no encuentro una manera más apropiada de describir el invento).

.- Barrio Latino - Saint Germain. Estos dos barrios son 100% París. El primero es un barrio popular y universitario. Por cierto, ¿sabes por qué es Latino?... pues como todos, seguro que habrás pensado: "coño, porque está lleno de cubanos, mexicanos y colombianos moviendo el culo bailando salsa". Pues no. Se le llama Latino precisamente por la presencia de las universidades, por ejemplo, La Sorbona, en las cuales el idioma utilizado era el latín. Te recomiendo que te acerques paseando hasta el Pantheon y luego que bajes por la rue Mouffetard hasta el final. Esto es bonito hacerlo un sábado por la mañana, porque al final de la calle hay un montón de tiendas de comida (hay varias fromageries, por si quieres comprar el apestoso e insano alimento (?) llamado queso) y montan un mercado callejero, con mogollón de ambiente. Puede que en la plaza haya peña con un acordeón tocando sonidos puramente franceses y peña bailando. Depende del sábado, si te toca, suerte. Desde allí, aunque no está demasiado cerca, puedes acercarte hasta le Jardin de Plantes. Si eres un enamorado de la botánica, éste es tu parque.
Saint-Germain es un barrio más elitista. Casas de ensueño, con ventanales enormes, pasos de carruajes que dan lugar a patios interiores, calles jalonadas de galerías de arte y tiendas de objetos que te cuesta imaginar que alguien pueda comprar (salvo quien esté jodidamente podrido de pasta, claro). Puedes callejear por sus pequeñas rues y llegar a la iglesia de Saint-Germain des Près. Casi por detrás de la iglesia, hay una placita que es preciosa, muy pequeña, con un árbol en el centro. También, si eres un fan del Código Da Vinci, la iglesia de St Sulpice está cerca (es la iglesia donde el monje albino, brazo ejecutor del Opus, se carga a la monja). Si tienes tiempo, acércate a los jardines de Luxemburgo. Es un parque bastante bonito, sobre todo en verano. Es gracioso ver a medio París en los jardines, sentados o tumbados en centenares de sillas verdes de metal tomando el poco sol del que pueden gozar. Pensarán ponerse morenos con tres rayos de sol...

.- Arco de Triunfo - Champes Elysées. La glorieta del Arco de Triunfo es digna de ver, sobre todo si vas conduciendo tu coche y tienes los huevos suficientes como para aventurarte en su interior. Siguiendo la costumbre de París, no hay un puto carril marcado dentro de la glorieta, además de ser enorme (el radio de la circunferencia son unos diez coches). Sí, es un infierno, como la mayoría de las plazas circulares de París. Hay algunas en las que el que va dentro cede el paso al que entra, y eso sin la presencia de un semáforo. Algo inaudito en Madrid, por ejemplo. Se puede subir al Arco, pero si pretendes subirte a todos los monumentos que lo permiten, te vas a gastar una pasta, vas a hacer más colas que un tonto, y vas a terminar por tener una vista similar, así que... tú mismo.
El paseo que te recomiendo es partir del Arco y bajar hasta la Place de la Concorde. Es preferible hacerlo así para evitar a tu piernas hacer lo contrario: subir. Ve por la acera de la izquierda, que es la más grande, la más soleada y la más animada. Creo que son algo más de dos kilómetros. A la mitad de camino, párate, ponte a cruzar la calle y quédate en la mitad de la calzada: tendrás una perspectiva similar a la que yo tuve el día de Nochevieja de este mismo año. Fue la hostia, sí, pero fue también decepcionante: mucha gente pero casi nada de ambiente, más que una fiesta parecía un funeral. Un poco más abajo, en la acera de la derecha, está el edifico de Louis Vuitton. Ojito con acercarse sobre todo si tienes un instinto consumista compulsivo. Hasta el llavero más insignificante puede valer una pasta insultante.

.- Le Marais. Es le quartier de moda. Se dan cita en él varias comunidades, entre ellas la homosexual. Viene a ser el Chueca parisino, aunque salvando las distancias. Es un barrio lleno de caserones increíbles y de palacetes. Si te acercas a la parte judía, verás varias sinagogas y puede que te cruces con algún que otro judío ultraortodoxo, con su traje negro y sus "tirabuzones". Durante la Nuit Blanche del año pasado fue el barrio con más actividades y, por tanto, con más afluencia de visitantes. Me sorprendió encontrar a tanta gente a las 3:00 de la mañana en la calle, no es lo habitual (bueno, Madrid es caso aparte). Sin lugar a dudas, es un barrio para pasear.

.- Haussmann - G. Lafayette - Opera - Vendome. En una zona plagada de oficinas encontrarás les Galeries Lafayette, el Corte Inglés francés. Merece la pena al menos entrar en el primer edificio, el principal. Por dentro es impresionante. Si tienes curiosidad por lo gastronómico, te recomiendo que te acerques al otro edificio, el de Moda Hombre, y visites la planta Gourmet. A mí me parece la hostia la cantidad de comidas diferentes que pueden ofrecer. Tiene un rincón español, por si te entra morriña. Saliendo de los grandes almacenes y cruzando el boulevard llegaréis a la Opera Garnier. El edificio no tiene desperdicio y menos aún lo tendrá por dentro, eso seguro, pero mis ojos no lo han visto. Al menos merece la pena verlo por fuera. Bajando un poco, puedes coger la rue de la Paix. Aquí, si te gusta el lujo, estarás en el Edén: la calle de Cartier, Dior, Chanel, etc. Desemboca en la place Vendome. Es la plaza donde está el hotel Ritz. La plaza es bonita, con su columna en el medio.

.- Sainte-Chapelle. No la he incluido entre las primeras alternativas porque a mí realmente no me impresionó tanto. Es bonita, cierto, pero después de cinco minutos contemplando las mismas vidrieras te preguntas qué puedes hacer para amortizar la pasta que vale la entrada. También pesa en mi opinión el modo en que desarrollé la visita: fue un día en el que vinieron a visitarme dos colegas, Antonio y Oscar. Ambos, cegados por la visión del putrefacto alimento, decidieron comprar un par de quesos por la mañana, un roquefort y otro aún más hediondo, quesos que tuvieron a bien endosarme por ser el único de los tres que llevaba un bolso. Pues bien, a la hora a la que realizamos la visita, los putos quesos olían como una congregación de mofetas. Después de unos minutos admirando las vidrieras, opté por sentarme en una silla, situándose a mi izquierda un tío y a mi derecha una pareja. Fue sentarme, olerme, mirarme y levantarse... todo en el mismo segundo. Imagínate el panorama. Nadie se quería sentar a mi lado. Normal... yo tampoco lo hubiera hecho.

.- Ile de la Cité et Ile Sant-Louis. Las dos islas más importantes de París. En la primera es donde está Notre-Dame, Sainte-Chapelle y la Conciergerie. La segunda es más pequeña, pero tiene casi más encanto, al no haber edificios institucionales en ella. Dar un paseo por ambas islas y pasar de una a otra por el puentecito que las une tiene su punto. Suelen haber artistas callejeros que se sitúan justo en el puente. También puedes cruzar el Sena por el Pont Neuf, el que dicen que es el más bonito de París. Cruza de una ribera a otra del Sena justo por la punta de la Ile de la Cité.

.- Les Halles - Rue Montorgueil. Ambiente parisino por los cuatros costados vas a encontrar por esta calle que sale de la plaza de Les Halles. Bastantes garitos, tiendas y restaurantes. Si vas entre semana, puede que veas más ambiente que un fin de semana. Es lo que dan las tiendas y los mercados abiertos...

Y aquí termina la lista. Es evidente que habrá gente que eche en falta muchas cosas: el Museo Rodin, el barrio chino de Belleville, La Bastille, Le Jardin de Plantes, La Défense, la Basílica de St. Denis, Las Catacumbas, etc. pero tampoco tengo intención de hacer una Charly Planet o un CharlyMundos. Para eso ya están las originales. Además, es imposible verlo todo. Habría que vivir en la ciudad y, por mi propia experiencia, eso no es algo que recomiende con entusiasmo.

Que lo pases pirata.